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jueves, 22 de diciembre de 2016

PDI: ¿inversión o despilfarro?

Hola a todos y todas,

Hoy desde mi pupitre me gustaría daros la bienvenida al nuevo año, 2017, y al segundo trimestre del curso. Como ya expliqué en mi primera entrada, actualmente trabajo como profesora sustituta en una escuela pública de Barcelona, y tengo plaza hasta final de curso. Este hecho me ayudará a redactar entradas sobre temas diversos, ya que me muevo por las aulas de ciclo inicial y cada día se me llena la cabecita de diferentes ideas y reflexiones docentes.

Bien, hoy me gustaría sacar a relucir un tema que lleva en mi mente bastante tiempo: las pizarras digitales (a partir de ahora PDI). Yo acabé mis estudios de grado de Maestra de Educación Primaria en 2013, y aquí en Cataluña formé parte de la primera promoción de "Grados" (es decir, que en vez de Diplomaturas de 3 años debíamos hacer 4 para obtener un Grado y equipararnos, así, con otros países de Europa).

Entonces os preguntaréis: ¿y cuál es la diferencia entre un modelo u otro de estudio? Pues bien, en mi caso, el último año de carrera tenía que escoger una mención (llámese "especialidad"), la cual te dirigía hacia un camino de enseñanza u otro. Las menciones a escoger eran, si no recuerdo mal: 
  • Biblioteca
  • Música
  • Plástica
  • Educación Física
  • Lengua Extranjera (Inglés)
  • Ampliación de Currículum (ciencias naturales y sociales)
  • Ampliación de Currículum (lenguas y matemáticas)
  • Tecnologías Digitales para la Educación
  • Atención a la Diversidad (educación especial)

Juraría que las he nombrado todas. Ante la duda, pido disculpas in advance y si recordáis más menciones podéis comentarlas abajo. Volviendo al tema, dichas menciones estaban compuestas por diferentes asignaturas, las cuales realizabas durante el último curso del grado, y éstas te proporcionaban la llamada "mención" o antigua "especialidad", a través de la cual podías acceder en el futuro a la bolsa de profesorado de cada área.

Yo al principio tenía muy claro que quería decantarme por lengua extranjera (inglés), pero llegado el momento no pude afrontar el examen y quedé fuera de la selección. Por lo tanto, comencé a plantearme la posibilidad de hacer la mención en Tecnologías por el hecho de resultar prácticamente diferente a las demás ofertas (además de porque me gustan mucho las tecnologías, claro está). Creí que esta mención podía ser interesante de cara al momento educativo que estamos viviendo, el cual está centrado alrededor de las nuevas tecnologías, la (sobre) información y el cambio de roles que el docente y el alumno están sufriendo poco a poco (maestro como guía y alumno como explorador y crítico de su propio conocimiento).

Así pues, durante y después de realizar la mención tuve la oportunidad de conocer de primera mano aspectos como los EVA (Entornos Virtuales de Aprendizaje) o cómo funciona la Psicología de la Educación con tecnología por delante. Aun así, a lo largo de mis estudios en la universidad, solamente en UNA ocasión pude ver con mis propios ojos una PDI y ni siquiera pude utilizarla. Tuve un breve seminario en un aula ridícula donde simplemente se encontraba el aparato y había dos o tres mesas. Esa fue la primera y la última vez que pude ver una pizarra digital en mi temporada de estudios. Pero ojo, que yo fui de las pocas afortunadas en disfrutar de tal seminario, pues solo lo llevó a cabo mi profesora. Así que, como suponéis bien, prácticamente el 90% de los alumnos de mi promoción no llegaron a ver NUNCA una PDI durante el grado.

La pregunta que siempre me planteé a raíz de este hecho fue:
¿Cómo podía llegar yo a una escuela y ponerme a dar clases a través de un elemento que nunca he tenido la oportunidad de manipular por mí misma?


Cuando acabé mis estudios y después de un año dedicado exclusivamente a mejorar mi inglés, la suerte quiso darme la oportunidad de trabajar durante 2 cursos seguidos en una escuela concertada de Barcelona. El primer año que estuve en el centro, solo había 1 PDI en primaria. Esta pizarra se encontraba en el aula de 6º y NUNCA "pude" hacerla servir como tal y tampoco vi a NADIE que la utilizara.
 La pregunta es ¿por qué?
La respuesta, a mi parecer, es demasiado amplia y diversa.

Una de las razones por la cual yo considero que no di y no se daba un uso eficiente a este aparato tan potente es la formación del profesorado. Solamente había dos docentes en primaria (de un total de 10) que conocían el funcionamiento a la perfección de una PDI, o que dominaban las TIC en términos generales (por ejemplo, saber conectar un portátil a modo de proyector). En mi caso, siempre he tenido mucha curiosidad por las tecnologías en general y sé defenderme perfectamente a la hora de manejar un ordenador, una tablet, etc. y adoro preparar material y llevarlo al aula para trabajarlo con mis alumnos. El problema viene, desde mi punto de vista, cuando te encuentras en una casa que no es tuya, y cuyos aparatos tampoco son tuyos. Es en este punto donde las cosas cambian.

A mi parecer, nunca me atreví a "toquetear" aquella PDI (y a intentar usarla como lo que es, una pizarra digital interactiva), debido al alto coste de dicho aparato y por los miedos que me invadían de pensar que si sucedía cualquier contratiempo se me podría responsabilizar por ello. Sé perfectamente que los aparatos electrónicos pueden dejar de funcionar de un momento a otro y sin razón aparente y no hay un culpable humano, pero en esos momentos no me permití el lujo de pensar de esta forma. Lo único que llegué a hacer y que vi hacer en esa pizarra fue proyectar PowerPoints a modo de falsa interactividad.

Otra razón por la cual nunca me decidí a usar la PDI como tal fue gracias a la maravillosa tecnología (nótese la ironía) que la rodeaba. Cuando tenemos aparatos potentes, necesitamos herramientas con la misma fortaleza que puedan llevar a cabo los trabajos y no nos fallen en momentos clave. En mi caso, los ordenadores de que disponíamos en las aulas eran totalmente obsoletos (mejor no queráis saber de dónde venían) y era con estos a través de los cuales debíamos conectar la PDI y utilizarla (sin hablar ya de la conexión a Internet, claro). Seguro que os sentiréis identificados si alguna vez habéis intentado usar un aparato electrónico en clase y os ha fallado o ni siquiera ha llegado a funcionar (por ejemplo, un CD de inglés, un video de Youtube, etc.). Yo os puedo asegurar que intenté por activa y por pasiva llevar a cabo mis sesiones a través de la PDI, y en la mayoría de ocasiones tenía material alternativo preparado para evitar la improvisación (tema que trataré en futuras entradas, por cierto), pero finalmente pasó a ser un proyector mediante el cual ponía mis PowerPoints con juegos y dinámicas en inglés.

El título de la entrada de hoy iba encaminada hacia este sentimiento de lástima y frustración tan grande (al menos, para mí) por tener cada día un aparato o un material increíble delante de tus ojos y no poder utilizarlo. En la escuela en la cual me encuentro actualmente veo que se hace un uso un poco más frecuente en las aulas, pero dichos usos se limitan a lo que he comentado anteriormente: proyectar. Proyectar películas, proyectar videos, proyectar canciones, proyectar documentales. Solo sabemos "enseñar" cuando podríamos usar mil y una aplicaciones o programas para que nuestros alumnos investigaran y pudieran expandir su conocimiento a través de una simple interacción entre ellos y la pantalla.

La pregunta es ¿Cuánto dinero se ha invertido para instalar una PDI en cada aula?


Es en este punto donde me gustaría retomar la pregunta de mi entrada: ¿Es una inversión o un despilfarro instalar una pizarra digital en una aula? Yo considero que es una gran inversión siempre y cuando le demos el uso que se merece (y que nuestros alumnos y también nosotros merecemos). En mi caso, yo no supe o pude aprovechar el potencial de aquel aparato con mis alumnos durante las sesiones de inglés por falta de experiencia, por no disponer de buena tencnología alrededor, y por miedo. En mi escuela actual, estoy intentando corregir eso y planear alguna sesión donde la pizarrasea la protagonista y sea utilizada acorde a su razón de ser.


Para que una PDI salga rentable y sea de utilidad se deberían tener en cuenta una serie de factores antes de decidir a instalar una de ellas. Entre otras muchas cosas que tal vez planteéis en vuestras mentes, yo he reflexionado sobre algunos ítems a modo de autoevaluación para ver si "necesitamos" o "queremos" una PDI. A mi parecer, los puntos que muestro a continuación estarían mezclados y creo que deberían categorizarse según a quién se dirigen, si al profesorado o la dirección de la escuela, pero me gustaría que leyeráis algunos a modo de ejemplo, a ver si os sentís identificados.

  • ¿Tengo una conexión a Internet compatible y lo suficientemente potente?
  • ¿Dispongo de un ordenador/portátil/tablet que pueda conectarme con éxito a la PDI?
  • ¿Estoy formado en PDI o tengo experiencia usando este aparato?
  • Si instalaran una PDI en mi aula, ¿le sacaría partido?
  • ¿Voy a transformar mis clases usando la PDI o voy a seguir transmitiendo el contenido pero vía proyector?

Esta entrada podría seguir hasta el infinito, y por ello me gustaría saber vuestro punto de vista, ya que el mío está claro. Si tenemos una PDI, intentemos darle el uso que se merece. Yo por miedo e inexperiencia nunca me tiré a la piscina e indagué en su uso. No fui capaz de explorar y buscar los "límites" de dicho aparato, el cual tiene una infinidad de posibilidades. Yo en el futuro pienso ser valiente e intentar por todos los medios sacar provecho de esta tecnología si dispongo de una en el aula.

La pregunta es, ¿y tú? ¿Inviertes con la PDI o despilfarras?

Espero que os haya gustado la entrada de hoy. Gracias una vez más, yo os espero sentada en mi pupitre a la espera de nuevas reflexiones.

Y recordad, la tecnología no es sinónimo de nueva metodología. Este video os lo aclarará (y algún día haré una entrada sobre ello, seguro^^).

Erica

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